Efecto Pigmalión

Uno de los pilares más importantes en nuestra vida es la creencia en nosotros mismos o en la gente que nos rodea. Está claro que cuando crees profundamente en lo que estás haciendo, el camino siempre es ascendente, al igual que el apoyo que aportes a la gente que te rodea. En este caso laboral, la creencia que les hagas llegar esto siempre hará que haya una buena progresión.

El efecto pigmalión proviene de la mitología griega, donde un escultor llamado Pigmalión se enamoró de una de sus esculturas con forma de mujer, le puso de nombre, Galatea y llegó hasta tal punto de creencia en su obra que la trataba como si fuese real y estuviese viva. Fue tal la pasión que tenía por su escultura que la diosa Afrodita, al ver ese amor, hizo que la escultura cobrase vida. De ahí el nombre a este efecto de creer en algo hasta que te das cuenta que lo puedes conseguir. 

En la vida real estamos hablando de objetivos, metas, proyectos en los que tenemos que poner todo nuestro empeño en ello. En definitiva, creer fervientemente en lo que estemos desarrollando. Esto, sin duda, nos ayudará a poder conseguirlo.

Sobre todo en un equipo de trabajo como puede ser el de una peluquería como Quiquepop. Es muy importante el apoyo que generes a tus compañeros y el empuje que les des. En definitiva, tienes que creer en ellos y dirigirlos por el camino que consideres el correcto en tu negocio, pero sobre todo creer en ellos y saber que pueden ir a más con tu apoyo. Ellos deben creer en sí mismos para poder superarse. De ahí el apoyo que deben sentir para poder alcanzar esos objetivos personales y generales que se desean.

Este tipo de relaciones entre compañeros o gerente-empleados desarrolla una mejora en las relaciones laborales y un mejor progreso del equipo de trabajo. Ejercitar este tipo de ideas en el entorno laboral, desarrolla un avance en los logros de objetivos que se marquen, por lo que el efecto pigmalión hay que tenerlo siempre en cuenta.

Todos necesitamos tener una Galatea siempre en la mente. Gracias Pigmalión.

Enrique Marco.