Inteligencia emocional en la peluquería
Inteligencia emocional en la peluquería.
Los peluqueros siempre hemos pensado que nuestra función era tener mejor técnica, saber hacer mejores cortes de pelo, etc., pero, sin darnos cuenta, estábamos en un desarrollo egoísta, como profesional de la peluquería. Nuestra función como peluqueros es hacer más feliz a la gente, para de esta forma nosotros a la vez seamos más felices. Está claro que una de las maneras de conseguirlo es con un buen corte de pelo, un buen color, etc. Pero si todo lo que envuelve a eso, lo descuidamos, el resultado final no es tan positivo.
Cuando atendemos a nuestros clientes/as con una sonrisa, les hablamos mirando a los ojos, tenemos contacto directo, desarrollamos felicidad, optimismo, control de los impulsos, empatía, percepción emocional, manejo de las emociones, asertividad, adaptabilidad y automotivación, está claro que el resultado es muy distinto.
La atención al cliente, la limpieza, el olor, el tacto. En definitiva, debemos de procurar analizar todos los sentidos y no descuidar ninguno. De esa forma, las sensaciones que desarrollamos en nuestros clientes van a ser positivas y el conjunto puede ser espectacular.
¿Alguna vez hacéis ejercicios mentales de empatía? Imaginaros que entramos por primera vez a un salón de peluquería con el suelo lleno de pelos, la atmósfera cargada de gases de los sprays fijadores y, cuando preguntamos algo, uno de los empleados gira la cabeza y lo primero que nos dice es «¿tenías cita?». Ahora entramos en otro salón donde ves todo limpio y recogido, huele bien y cuando entramos se nos acerca uno de los empleados y con una sonrisa nos dice «buenos días, ¿qué desea?». Yo creo que las sensaciones para ser la primera vez que entramos en un salón, son muy distintas.
Lo siguiente es el trato a la hora de atender a un nuevo cliente/a, la escucha activa y la asertividad, el tono, el volumen, etc., son elementos imprescindibles para hacer que un cliente se sienta bien. Después, se trata de aplicar un poco de psicología positiva en la conversación, que es lo que todos deseamos, pero nos lo tienen que decir. Llegados a este punto, el tacto es importante. El depositar las manos en los hombros de nuestro cliente/a en el momento concreto para que la transmisión de energía sea más directa.
Por último, la despedida. El cierre abierto, como yo lo suelo llamar. Siempre aconsejando, recomendando para hacer un buen servicio y dejar con las ganas de volver y habiendo dejado algo apuntando para la próxima visita. Siempre es bueno que salgan del salón, pero ya con ganas de volver. Haciendo que no solo sea una visita, sino una experiencia. Eso es inteligencia emocional en la peluquería.
Con todo esto, ¿qué queremos decir?: las personas buscamos ser un poco más felices en cualquier situación, lugar y momento del día. Lo que ocurre, es que suele ser más difícil de lo que parece. Por eso, si los peluqueros, desde nuestra posición de labor de bienestar social que ejercemos, lo potenciamos, el resultado y la satisfacciones conseguidas son geniales y gratificantes por los dos lados. Sin darnos cuenta, lo que conseguimos es ser nosotros mismos más felices.
Yo tengo claro que mi objetivo en la vida es ese.
Nos leemos en nuestro siguiente post. O si lo prefieres, visita nuestro blog.